viernes, 25 de noviembre de 2011

Hace 50 años "bombardearon" de volantes a Miraflores

Cinco estudiantes secuestraron el primer avión comercial. El dirigente de PCV, Gustavo Machado, los bautizó con el nombre de “Los Aguiluchos”. Uno de ellos hace un balance personal de la acción y su significado.

En Noviembre de 1961 Venezuela cumplía un año con las garantías constitucionales suspendidas. Se vivía un estado de violencia política que, para algunos, se acercaba a una guerra civil.
Desde Cuba, Fidel Castro alentaba a los grupos de izquierda. El presidente Rómulo Betancourt enfrentaba presiones internas y externas.
En medio de ese ambiente, el 27 de noviembre se produce el secuestro de un avión comercial que cubría la ruta Caracas-Maracaibo. Cinco jóvenes, fuertemente armados, le pidieron al piloto, Capitan Juan Nolck Cárdenas, que sobrevolara Caracas para lanzar un millón de volantes en el que identificaban la operación con el nombre de Livia Gouverneur y reclamaban el retorno de las garantías constitucionales.
Luego de inundar de papeles el centro de Caracas, el avión tomó rumbo a Curazao, donde los piratas del aire fueron apresados y devueltos a Venezuela. Gustavo Machado, dirigente del Partido Comunista de Venezuela, los bautizó como “Los Aguiluchos”.
De esa aventura ha pasado medio siglo. Antonio Paiva Reinoso, presidente de Economistas Consultores C.A, era uno de esos “Aguiluchos”.
--El triunfo de Fidel Castro significó para la izquierda latinoamericana un terrible dilema porque con los métodos ortodoxos, con la participación en elecciones, con la lucha sindical y la lucha política, la izquierda no había avanzado mucho y con el triunfo de Fidel se plantea la necesidad de tomar el poder. Había todo el clima para que esa insurgencia tuviera alguna viabilidad aunque fuera teórica. Luego, el devenir demostró que no había condiciones objetivas para ello.
Recuerda Paiva que el PCV, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (un derivado de Acción Democrática) y otros grupos de izquierda “se plantearon pasar a la acción en contra de la dirección de los partidos que creían que las condiciones no estaban dadas para eso. La juventud creía que había que echarle pichón”.
En medio de esa disyuntiva ocurrió la muerte de la estudiante Livia Gouverneur. “Entonces se decidió hacer una acción que tuviera impacto a nivel mundial para decir que en Venezuela había rebeldía, que había grupos de izquierda que querían tomar el poder. Se planificó la operación en la que participaron José Rafael Bosques Figueroa, Efraín Enrique León Ascanio, Rubén Bacilio Palma Delgado, Gilmer Bracamonte y Antonio Paiva Reinoso”.

-- En esa época se llevaron a cabo varias acciones terroristas en las que actuaron personas muy jóvenes, ¿era irresponsabilidad de la dirigencia o ustedes eran muy impulsivos?


--Nosotros éramos muy impulsivos. Estábamos con Douglas Bravo y con todos los que pregonaban la insurgencia. Creo que Douglas Bravo fue el primero que el 23 de enero dijo que había que salir a tomar el poder. Esa juventud y esos dirigentes impusieron esa línea al resto de la dirección de los partidos de izquierda que no tuvo suficiente contundencia para darse cuenta de que no había condiciones, no teníamos suficiente poder de fuego ni contábamos con el entusiasmo y la tolerancia de los grupos sindicales y de los campesinos.

--A esta altura ¿qué piensa de Betancourt?

--Creo que era un gran demócrata. Mucha gente recuerda lo que hicimos como un acto romántico, con mucho de aventura a lo Robin Hood y yo lo acepto así, no me arrepiento de lo que hice porque uno tiene que ser responsable con sus actos y sus acciones pero políticamente eso fue un grave error. Era la primera vez que en Venezuela se podía elegir libremente los gobernantes, podía iniciarse un proceso de evolución, de avance en conquista socio-económica. La labor que hizo Juan Pablo Pérez Alfonzo, con el respaldo de Betancourt, permitía ganar cada día más soberanía en el manejo del recurso petrolero. Los intentos que se hicieron por mejorar las condiciones de la gente, sobre todo en el área de educación, fue un esfuerzo tremendo que hay que reconocer. Hoy puedo afirmar que aquello fue un acto irresponsable. No sólo el que nosotros hicimos sino las insurgencias de la izquierda, que se adornó de mucho romanticismo y mucha epopeya pero desde el punto de vista político fue un rotundo fracaso. Estos procesos de violencia se sabe cuándo comienzan pero no cuándo terminan y ahí hubo desvaríos de parte y parte. Eso significó para la izquierda un terrible retroceso.
Paiva abandonó el marxismo “cuando me di cuenta de que sólo es una excusa para la justificación de gobiernos dictatoriales y autoritarios porque en ningún caso con el marxismo se ha enriquecido la libertad del pueblo y de las personas”.

--El presidente Chávez habla de marxismo, ¿tendrá este gobierno el apoyo que a ustedes les faltó?

-- Creo que desde el punto de vista político no tiene ese apoyo. Hay un apoyo comprado sobre la base del dominio del presupuesto público que con misiones, dádivas y transferencias directas se compra un apoyo electoral. Pero el balance que hago es que cada día son peores las condiciones de la gente. Hay deterioro del empleo, hay deterioro en la calidad de vida. Los servicios no sirven, no funcionan. Incluso, algo que ellos pregonan, que es el rescate de la soberanía, la han rescatado para entregársela a los cubanos y a unos terroristas como son los iraníes. Hoy dependemos más del petróleo… Esto de revolución lo único que tiene es el concepto físico, que es la velocidad que tarda un circuito en volver a un mismo punto y en este caso es regresivo porque lo que hemos hecho es llevar a Venezuela a las condiciones que teníamos en los años 50. Cada día nos aislamos más.
Paiva aclara que su posición es individual, que no involucra a los otros cuatro que lo acompañaron el 27 de noviembre de 1961.
Los cinco “Aguiluchos” fueron juzgados y condenados a cinco años de prisión en la Cárcel Modelo de Caracas por porte ilícito de armas y constreñir a otras personas a actuar en contra de su voluntad. Para entonces, la piratería aérea no estaba contemplada como delito ni como expresión de lucha política, que en Venezuela, se estreno con el secuestro de un DC 6 de Avensa con 36 pasajeros abordo.

Muerte y mito de Livia Gouverneur

A comienzos de los 60, Betancourt facilitó la entrada de exilados Cubanos y existían varias casas que servían de residencia a los disidentes. En la noche del Día de los Muertos del 61, grupos de izquierda, en forma sincronizada, atacaron cuatro quintas que servían como refugios de cubanos: La Hogareña, La Antillana, Magda y Maicara. La policía buscaba un Volkswagen rojo y un Ipala blanco. El titular de Últimas Noticias afirmaba que había un herido grave y que habían sido detenidas seis personas frente a la embajada de Estados Unidos.

El Día de los Santos –2 de noviembre- la identidad de los atacantes queda más clara para la policía: Livia Gouverneur, estudiante de psicología en la UCV, era una de las tripulantes del “escarabajo” rojo que atacó a La Antillana. Según las primeras informaciones “fue herida la señorita Gouverneur y sus compañeros comenzaron a dar vueltas por la ciudad para burlar la red policial. Entretanto la joven se desangró y, al final, decidieron llevarla a su hogar, pero ya era tarde”.

El nombre de Livia Gouverneur fue transformado en ícono de la lucha contra Betancourt. La izquierda señalaba a los anticastristas como responsables y el ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, aseguraba que los refugiados no estaban armados. Las investigaciones determinaron que la muerte de la joven fue por un disparo que se le escapó a quien la acompañaba en la operación.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Juan Bimba vive en la Revolución Bolivariana

Luego del éxito editorial de La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo, el autor explora otras características que están condicionando nuestra economía y la forma de relacionarnos
Axel Capriles, sicólogo jungniano, está empeñado en ayudarnos a entender cómo somos los venezolanos. Primero descubrió que la picardía ha sido nuestra arma secreta frente a los poderosos que rugen como tigres (La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo, Editorial Tauros 2008). Ahora nos ofrece un espejo que nos muestra “los mitos que nos dominan y los estereotipos que nos confunden” (Las fantasías de Juan Bimba, Editorial Taurus, 267 págs)
--Este libro está en la misma búsqueda de comprensión de quiénes somos, cómo vivimos y cómo convivimos. Pero traté de tocar otros puntos. En La Picardía me refiero a dos arquetipos muy importantes en la vida del venezolano: el héroe y el pícaro. Dos caras de una misma moneda. Aquí busco otras miradas sobre el venezolano.
Para Axel Capriles, los mitos y los arquetipos que guían la conducta de los venezolanos son: El Dorado, El mestizaje y el mito de Kanaima, Juan Bimba, El arquetipo del alzao, La Gozadera y El mito de María Lionza.
--Kanaima era un tema que no había trabajado y me interesó por todo este resurgir de la venganza y del resentimiento en tiempos de la revolución bolivariana. Kanaima es una de las figuras de nuestra mitología más influyentes: la de los Caribes. Es un espíritu maligno de venganza de las razas vencidas. Estaba en nuestros orígenes y ahora reaparece en el discurso político, en el discurso  público y en la Asamblea Nacional. Pareciera que ese espíritu  está vivo y presente.
El espíritu de Juan Bimba anda suelto
El uso de la palabra “pueblo” es uno de los muchos estereotipos que nos confunden y Axel Capriles se sumerge en esas aguas turbias:
--En la historia de Venezuela ha habido cantidad de modelos de pueblo. Yo cito un concepto de Cecilio Acosta que sería totalmente opuesto a lo que hoy se considera pueblo. Él decía que pueblo es la persona que trabaja, que tiene propiedad, el profesional, el labrador y no los contestatarios y quienes protestan, que era la gente que seguía a Antonio Leocadio Guzmán. De manera que pueblo es una palabra vacía que construye cada ejercicio del poder, cada hegemonía política y el pueblo tiende a verse a través de ese cristal.  Juan Bimba es una de esas imágenes.
Juan Bimba nace para la Constituyente de 1947 y era la representación que del pueblo hacía Acción Democrática, que se hacía llamar “el partido del pueblo”. Se mantuvo hasta la década de los 60 y era un campesino en alpargatas, pantalones arremangados, con sombrero de cogollo y los hombros algo caídos,
Para Capriles, el chavismo busca mantener vivo el espíritu de Juan Bimba, “con la concepción de pueblo como víctima, dependiente, como un ser que tiene que ser ayudado por un político paternal y un estado protector porque él solo no puede. Juan Bimba siempre pierde porque le va mal con el gobierno y con la oposición. Esa concepción del hombre explotado que nunca puede ser dueño de sí mismo no es realmente una figura exaltadora de empoderamiento. No creo que sea una imagen que de sensación de empoderamiento de un pueblo y de asunción de un nuevo tipo de ciudadanía y de acción ciudadana fuerte y eficaz.”
Los héroes no ordeñan
Para Axel Capriles los héroes de la independencia, comenzando por Bolívar, es el mito central de los venezolanos: “Lo único que todos tenemos en común es el concepto de Simón Bolívar y el mito del libertador y la revolución bolivariana ha exacerbado ese mito, lo cual tiene importantes consecuencias económicas. La  alusión a Bolívar y a otros héroes de la independencia es una constante en los discursos del presidente Chávez. Ya tomó hasta el nombre de la República. Eso tiene consecuencias prácticas y cotidianas que la gente pasa por alto  como si no fueran importantes. Pero implica una concepción de la economía, de la vida social, una concepción de las relaciones entre derechos y deberes ciudadanos que impactan como por debajo. Son cosas que están determinando muchísimos de los problemas que estamos viviendo los venezolanos”.
--¿Esos nos paraliza?
--¡Claro! La economía heroica es desastrosa. No conozco a héroe alguno que ordeñe o que siembre. Aquiles, el  héroe arquetípico,  se monta en un barco, se va a Troya y se roba los tesoros. La economía heroica es de saqueo. El héroe no concibe la creación, la producción. El héroe busca quién produce algo, quién tiene riquezas y las expropia. Esa concepción está viva en la Venezuela de hoy.
El Dorado existe
Ese es otro de los mitos explorado por Axel Capriles: “Tenemos la idea de que la riqueza está ahí, que le pertenece a la naturaleza y yo sólo tengo que tomarla y repartirla, no producirla. Si reparto bien o mal, con corrupción o sin ella es  algo estrictamente moral, y las sociedades son muy complejas como para depender de buenas o malas voluntades”.
Luego de desmontar nuestros principales mitos y estereotipos, Axel Capriles finaliza con una conclusión: “Tenemos que ampliar nuestra imaginación y ver en perspectiva las metáforas y los mitos que nos dominan. Debemos desmontar las creencias y estereotipos que nos confunden y desencaminan. Es asunto de soltar el lastre del pasado –sin perder vínculos ni memoria-, de volver la mirada hacia adelante y de suscribir la responsabilidad compartida sobre nuestro destino colectivo”.