viernes, 7 de octubre de 2011

CAP, el Cid de Rubio

Algunos de los que acompañeron los restos de Carlos Andrés Pérez le dieron la espalda cuando más los necesitaba. También faltaron caras que se jugaron el prestigio al levantar la voz cuando el hombre de Rubio estaba caído.
Maruja Tarre recuerda que "muchos de los que deseábamos que CAP se fuera, lo que queríamos era una Venezuela mejor". Maruja Tarre vivió en Estados Unidos durante el proceso de Watergate y pensó "que la salida de CAP del Gobierno nos llevaría a una democracia más fuerte. En eso estaba total y profundamente equivocada". (El Universal, 7-10-11, pág. 3-7).
Para Manuel Felipe Sierra, el equivocado fue Pérez. Siendo Sierra presidente del canal 8, un ministro de CAP manifestó su preocupación por los ataques sistemáticos que hacía Arturo Uslar Pietri desde un programa que tenía en la televisora del Estado. Ante esas observaciones, CAP le ordenó a Sierra que siguiera transmitiendo el programa "porque como intelectual (Uslar) tiene todo el derecho de aparecer en el canal del Estado". Sierra retoma las palabras de CAP días después, cuando su salida era un hecho: "Supuse que la política venezolana se había civilizado. Me equivoqué". (El Nacional, 7-10-11, pág. 7).
Oswaldo Álvarez Paz dijo ayer (6-10-11) en su cuenta twitter, refiriéndose a la cantidad de personas que estuvieron en el último adió a CAP, que eso demostraba que Chávez no ocuparía el lugar que ocupa si estuvieran vivos Rafael Caldera, Rómulo Betancourt, Gustavo Machado y Jóvito Villalba. Creo lo contrario: Chávez está donde está porque los nombrados (quizás con excepción de Machado) no permitieron una generación de relevo en política: Caldera impidió el crecimiento del propio Álvarez Paz y de Eduardo Fernández; Villalba llenó de piedras el camino de Alirio Ugarte Pelayo, quien terminó suicidándese; Betancourt por lo menos se autoexilio. Pero ¿qué pasó con Claudio Fermín, Abdón Vivas Terán y muchos otros?.
Viendo la multitud que seguía el féretro de CAP gritando consignas desafiantes, recordé el Canto del Mio Cid, que estando muerto ganó la batalla porque quienes lo seguían juraban que estaba vivo. En este caso, la batalla la está dando una nueva generación. El hombre de Rubio dejó su ejemplo de coraje y respeto.